Mi Buenos Aires querido: Cataratas Brasileñas
El segundo día tuvimos que pasar la frontera brasileña, sellar los pasaportes y los trámites pertinentes. A nuestro encuentro acudieron unos animalitos muy graciosos...los coatíes!!!, que si te descuidas se te suben a la chepa para robarte la comida de la mochila...jajajaja!!!. Ese día estaba mucho más nublado y lluvioso, así que unos coloridos caracoles se paseaban por las barandillas del recorrido. El final era otra vez la Garganta del Diablo, pero vista desde el otro lado del río, desde el lado brasileño. Sigue siendo impresionante, acabas empapada, chorreando agua por todos lados, pero es una sensación de bienestar que no se puede describir...Habrá que volver por allí a darse un remojón de vez en cuando!